La crónica de un corredor mortal en su viaje al maratón. Sin filtros, con muchas ampollas.
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Regresé, a propósito, al parque de la semana pasada. La misión era entrenar la mente. Pero mi arrogancia al ignorar el consejo de mi hija transformó el experimento en una espiral de locura y desesperación. La crónica de una noche sobreviviendo a perros imponentes y a la monotonía, y la lección de por qué a veces, el sufrimiento es, en efecto, innecesario.
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Después de la gloria de un nuevo récord, el plan eran 12km fáciles. Pan comido. Pero el universo, en forma de una ciudad enlodada, tenía otros planes. Esta es la crónica de una batalla perdida contra la frustración, una rendición mental en el kilómetro 4 y una redención inesperada al ritmo de Bunbury. #QUEMALPASO
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Antes de iniciar la carrera lo tenía claro: "No lo voy a lograr". Era yo contra el recuerdo del corredor que fui una vez. Pero kilómetro a kilómetro, entre el sufrimiento y una playlist de no creerse, la duda empezó a convertirse en posibilidad. La crónica de cómo se siente competir contra tu propio fantasma.
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El plan eran 6km de "easy run". La realidad: una carrera nocturna contrarreloj para pagar una deuda. El escenario: un parque oscuro con una banqueta traicionera. La verdadera traición: los audífonos mueren a medio camino. Esta es una crónica de cómo sobrevivir a una avalancha de micro-desastres y de cómo, a veces, 30 minutos de caos son la única victoria posible. #QUEMALPASO
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Un dolor inesperado en el km 2, la tentación de una vuelta extra al cerro y un error de navegación que convirtió 10k en 12k de sufrimiento. Esta es la crónica de un fondo que sería tranquilo y terminó siendo una aventura, cerrando la tercer semana de este viaje con un recordatorio claro: el camino es, en verdad, muy largo. #QUEMALPASO
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El plan para los 8km de intervalos de hoy tenía un requisito extraño y no negociable: la carrera debía durar, como mínimo, 50 minutos y 35 segundos. Esta es la crónica de un #QUEMALPASO deliberado, donde rompí una promesa, ignoré el plan de entrenamiento y dejé que la banda sonora dictara el ritmo, el sufrimiento y el resultado final.
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Me desperté tarde. El plan de intervalos era imposible. La única opción: improvisar un tempo run, contrarreloj, para no llegar tarde al trabajo. Lo que siguió fue una batalla de 6km con el ego al volante, corriendo más rápido de lo debido, y descubriendo en el proceso qué es realmente la "zona incómoda" del corredor. La crónica de un #QUEMALPASO que, de alguna manera, salió bien.
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